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¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

FORMA DESEADA, DESEAMOS Y SOMOS CUERPOS DESEANTES?

FORMA DESEADA, DESEAMOS Y SOMOS CUERPOS DESEANTES?

domingo, 22 de marzo de 2009

Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de educaciòn
Estètica y Literatura
Elsa Carolina Torres Leguizamo
CC:52.459.609 Btà
Regional Cundinamarca.
Vivencia estética
“Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago

“Ya éramos ciegos en el momento en que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el
miedo nos mantendrá ciegos”
“Saramago”

José Saramago” Quién metaforiza está incomunicación, en donde la gente se va quedando ciega al no ser humana y bondadosa”[1]es una realidad que hace parte de la sociedad circundante en donde nos encontramos inmersos, pues aunque los ojos sean capaces de visualizar el exterior, en ocasiones son ajenos a interiorizar dentro de sí y su propio entorno, explorando, compartiendo y sintiendo como suyas, las necesidades del otro, ese otro que también es ciego. Por ello, al dar inicio a la lectura de Saramago “El lector procura participar en la visión de otro – obtener conocimiento del mundo, sondear los recursos del espíritu humano, lograr el discernimiento que hará su propia vida más comprensible”[2], sensación que logre evocar, gracias a que me sumergí directamente con el texto y la relación que presenta con la sociedad y mi propia construcción como sujeto. De modo tal, que inicie analizando, como los Ciegos que presenta la obra, son personas que tenían conciencia de que estaban obrando mal, como en el caso del ladrón, quién “redobló la atención sobre el tráfico, para impedir que pensamientos tan atemorizadores ocuparan por entero su espíritu”[3], pues sabía que al mismo tiempo que ayudaba al invidente, había obrado como un falso samaritano al robarle su automóvil. Ò como en el caso de la prostituta, quién pensaba que “había sido castigada por su mal comportamiento, por su inmoralidad, en una palabra”[4], mujer que aún en nuestra sociedad es excluida, discriminada y rechazada, sin comprender por un instante que aunque para la humanidad todo lo que ella representa es obsceno, para ella, es un oficio y un estilo de vida, que no le quita el derecho a ser mujer y por ende a ser respetada.Respeto que le fue negado, no solo a ella sino a todas las personas que se iban quedando ciegas, porque tuvieron que ser excluidos de la sociedad, a un lugar donde la degradación humana empezaría a ser una de las características principales, privados de la libertad, beneficios médicos, de higiene, sometidos a humillaciones y situaciones bastante infrahumanas, regidos por normatividades guiadas por un gobierno autoritario, las cuales debían ser cumplidas. ¿Acaso el secuestro se asemeja a tal situación?, es difícil creer que estando en el siglo XXI, y aún, sin no lo estuviéramos, algunos seres humanos (Si así se les puede llamar) estén tan ciegos y sean capaces de llevar a cabo tan macabra operación, negando la posibilidad de vivir dignamente a aquellas personas que de cierto modo, también están ciegas, porque no pueden ver el mudo que los espera, la sonrisa de un niño, el abrazo de una madre impaciente, el tàfico de la ciudad, una ciudad pluralista que vive en constante guerra de poder e intereses personales, un mundo ciego que no se quiere quitar las vendas de los ojos, para poder observar la maravillosa creación que nos fue otorgada.

En aquel manicomio, la convivencia era cada vez más difícil, la mujer que estaba casada con el oculista replicó:”Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible, para no vivir enteramente como animales” pues la lucha por la comida era inevitable, “Ciegos contra ciegos” y “contagiados contra ciegos”, no pensaron en convivir organizadamente, delegando funciones que les permitiera un beneficio común, se dejaron poseer por el miedo que los convertía cada vez en personas más ciegas, como si la ceguera en verdad fuera una enfermedad, la cuál los hacía pelear frente al individualismo y la lucha por su propio bien ¿Vivimos para servir?, ò ¿vivimos para que nos sirvan?, afortunadamente en ese terrible lugar la mujer del doctor era quien colaboraba y servía desinteresadamente a los ciegos. Claro está, que ella pensaba que era mejor estar ciega, para evitar ver tantas tragedias juntas. ¿Cuántas veces la mujer, se siente identificada, con la protagonista?, en el rol de esposa y amante, a pesar de ser engañada y traicionada por el hombre que ama, continúa desinteresadamente en su labor de servir, porque intrínsecamente lleva consigo la bondad. Una bondad que en aquella cárcel(por así decirlo) no existía, pues para los soldados era fácil disparar y ver como los ciegos caían muertos unos sobre otros, solo porque querían protegerse del contagio, además se vanagloriaban diciendo “Muerto el perro se acaba la rabia”[5]como si ellos nunca fuesen a estar también contagiados. Como si la epidemia se encargara de escoger a quién contagiar y a quién no. Ningún hombre está libre de culpa, sobretodo aquellos hombres ciegos que tomaron por su cuenta aquel lugar, cuyas reglas eran impuestas para lograr obtener la comida. Iniciaron entonces por robar todas las pertenencias de valor, luego solicitaron intercambiar mujeres por comestibles, lo que más le aterrorizaba a la esposa del médico “No era tanto la violación como la orgía, la desvergüenza, la previsión de una noche terrible”[6]. Es aquí, donde continúo pensando, que la mujer, y más exactamente el cuerpo de la mujer, sigue siendo un objeto más que doméstico, sexual, ¿Cuántas violaciones han quedado impunes?, ¿Acaso se castiga estrictamente a quien comete este acto tan atroz?, parece que aún, no se le ha dado la verdadera relevancia, pues documentales de dichos casos, así lo demuestran. Tal vez por eso las mujeres se han tomado la justicia por sus propias manos, y han llegado a asesinar por defender su dignidad, como lo hizo la mujer del doctor, quién afirmo que lo volvería a hacer, si fuese necesario. Aquella mujer que lo entrego todo hasta el final, quién observó por completo una ciudad invadida de ciegos, ciegos que fueron recuperando la vista, una vista, que ella dudo en perder, pero que nunca le fue negada.

Ahora bien, gracias a la interacción que me produjo el texto, reafirmo lo dicho por Marcel Proust” Cada lector es, cuando lee, el propio lector de si mismo. La obra de un escritor no es más que una especie de instrumento óptico que él le ofrece al lector a fin de permitirle discernir aquello que sin ese libro, quizás no habría visto en si mismo”[7], por ello me cuestiono, preguntándome que tan ciega soy, y sobre todo que tan ciega soy como maestra en mi labor diaria como docente, comprendiendo que la literatura no debe ser impuesta, ante unos ojos que hasta ahora empiezan a conocer el mundo, sino por el contrario, se debe generar un espacio motivador que conlleve a los estudiantes, a leer lo que suscite en ellos, pasión, deseo, verdad, revelación, sueños, fantasías y amor por lo que leen, acercándolos de este modo a la realidad social y a una verdadera reflexión sobre el comportamiento humano.

Además de presentarles la lectura como:”Un auxiliar desicivo para reparar y encontrar la fuerza necesaria para salir de algo”[8], de modo que la lectura sea un camino viable en momentos de crisis, y se convierta en un refugio para discurrir todo aquello que está oculto dentro de nosotros , y que es necesario develar ante el mundo.
[1] García Dussàn Pablo. Guía, Simbólica LATINOAMERICANA. Centro Universidad Abierta.
[2] Petit Michel.”El desafío de la literatura” CD cuerpo y estética.
[3] Saramago José. Ensayo sobre la ceguera, premio novel de literatura.1998. Alfaguara.
[4] Ibit
[5] Ibit
[6] Ibit
[7] Marcel Proust. Le tempos retrovè. Parìs. Gallimard led. En busca del tiempo perdido.7. El tiempo recobrado, Madrid, Alianza Editorial.
[8] Rossenblatt. Lectura Reparadora.

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